Lumbalgia. Contractura muscular


LUMBALGIA CONTRACTURAL

La región lumbar, de la cual toma su nombre el lumbago, es la más expuesta a las tensiones que suponen los movimientos de giro horizontal o vertical cuando median la rapidez o el levantamiento de objetos de cierto peso. Las contracturas musculares que originan estos movimientos son la causa de dolores de diverso grado, que pueden llegar a ser tan intensos como para que dificulten, o lo hagan imposible, cualquier movimiento de esta región del cuerpo. La mayor parte de las personas que padecen lumbago se recuperan casi de forma espontánea en un tiempo que no suele superar los quince días; no obstante, si el daño producido en los músculos, en los ligamentos o en el disco intervertebrales es elevado, su curación se prolongará durante mucho más tiempo.

LUMBALGIA CONTRACTURAL

 

La región lumbar, de la cual toma su nombre el lumbago, es la más expuesta a las tensiones que suponen los movimientos de giro horizontal o vertical cuando median la rapidez o el levantamiento de objetos de cierto peso. Las contracturas musculares que originan estos movimientos son la causa de dolores de diverso grado, que pueden llegar a ser tan intensos como para que dificulten, o lo hagan imposible, cualquier movimiento de esta región del cuerpo. La mayor parte de las personas que padecen lumbago se recuperan casi de forma espontánea en un tiempo que no suele superar los quince días; no obstante, si el daño producido en los músculos, en los ligamentos o en el disco intervertebrales es elevado, su curación se prolongará durante mucho más tiempo.

 

CAUSAS 

Aunque se han delimitado las causas más corrientes del lumbago, debe tenerse presente que también pueden producirlo algunas enfermedades, entre las que figuran algunas de naturaleza inflamatoria, como la espondilitis anquilopoyética, una artritis inflamatoria de la columna vertebral con tendencia a la anquilosis, cuyos dolores lumbares suelen ser recurrentes y de gran persistencia. Muy persistentes son también los dolores que producen la osteoartritis tuberculosa, una lesión conjunta del hueso y de la articulación. La osteoporosis es la causante que el lumbago, en los ancianos, sea más agudo, debido a la fragilidad que han adquirido los huesos y a la afectación de la cara articular de éstos. 

Además de estas dolencias, también una caída, un accidente, así como el aplastamiento de una vértebra, pueden producir lumbago. 

El lumbago rara vez representa la expresión de una dolencia orgánica grave, pero hay dos casos en que puede serlo, aunque, por fortuna, son poco frecuentes. El primero obedece a la compresión de la médula espinal por un desplazamiento grave de un disco intervertebral, condición que puede llegar a producir parálisis y otras alteraciones neurológicas; el segundo se origina como consecuencia de infecciones o tumores malignos en la columna vertebral, o por metástasis de tumores primarios que se han desarrollado en otros órganos. 

 

SINTOMAS 

El dolor, la rigidez y la contractura en la zona lumbar son los primeros síntomas del lumbago. Suelen producirse dentro de las 24 horas subsiguientes a una distensión o contracturas de los ligamentos o, también, a un arrancamiento muscular. Toda la zona puede sentirse dolorida y cualquier movimiento, como, por ejemplo, la tos, puede agudizar el dolor. 

Este tipo de lumbago puede confundirse a veces, dada su similitud, con el que se produce cuando se lesiona un disco intervertebral de la zona lumbar, aunque en este caso el dolor es mucho más intenso y sostenido, y aún puede hacerse más agudo con una simple tos, un estornudo o carcajada. 

Como el lumbago se confunde a veces con la ciática, hay que tener en cuenta que el dolor del primero se limita a la región lumbar, mientras que el de la ciática se proyecta hacia las nalgas y las piernas.

 

COMO EVITAR EL LUMBAGO

Con frecuencia adoptamos costumbres y posturas que, con el tiempo, acaban perjudicando seriamente la espalda. Pero los ataques de lumbago más habituales pueden evitarse si se siguen unas cuantas recomendaciones sencillas:

  • Para levantar un peso es conveniente no agacharse inclinando la espalda; lo correcto es hacerlo flexionando las rodillas.
  • Asimismo, para mover objetos pesados son los brazos los que deben realizar todo el esfuerzo, sin que la espalda se resienta por ello.
  • Se debe llevar un calzado adecuado, cómodo y evitar los tacones altos.
  • Es conveniente dormir en una cama dura; los colchones excesivamente blandos obligan a la espalda a curvarse de forma poco natural.
  • Conviene realizar ejercicios destinados al fortalecimiento de los músculos de la espalda; la práctica de la natación es excelente para este fin.
  • Cuando se está muchas horas sentado trabajando en una oficina, es conveniente mantener la espalda totalmente recta.

 

TRATAMIENTO 

El tratamiento del lumbago varía, como es natural, de acuerdo con la causa que lo produce y será su médico quien, tras la exploración, determine el más conveniente. Para los dolores más corrientes, es decir, para los producidos por movimientos extremos de la espalda, los tratamientos suelen basarse en el reposo sobre una superficie dura, la aplicación de calor sobre la zona lumbar, ya sea mediante una bolsa de agua caliente o rayos infrarrojos, los masajes especiales o la simple aplicación de linimentos y bálsamos. En cuanto a medicamentos, los que con mayor frecuencia suelen recetar los médicos son los analgésicos, como la aspirina, antiinflamatorios y relajantes musculares; estos tratamientos no suelen prolongarse por más de dos semanas y, en muchos casos, lo que mejor resultado da es el reposo. 

Cuando el lumbago está producido por un esfuerzo excesivo que llega a ocasionar  esguince muscular o ligamentoso, el tratamiento será, sin duda, más prolongado. 

Si el lumbago aparece como consecuencia de determinadas afecciones vertebrales, puede ser muy persistente, y desaparecer sólo cuando secura la dolencia inicial, ya sea por medios clínicos o mediante intervenciones quirúrgicas. 

Algunos enfermos de lumbago crónico deben usar corsés o cinturones de soporte para poder realizar las tareas normales sin sentir un dolor que les incapacite para ejecutarlas. 

Cualesquiera que sean las causas, deberán extremarse todas las precauciones para evitar forzar la espalda y, con mayor razón, cuando se trata de una persona que se encuentre en el período de recuperación de un reciente ataque de lumbago.

 

PREVENCION 

Las personas propensas a padecer lumbago deben tratar de mantener la espalda recta de manera constante y, en particular, cuando inclinan la espalda o levantan algún objeto de cierto peso; en este último caso, el esfuerzo debe hacerse de forma exclusiva con los brazos, sin doblar el tronco y flexionando las rodillas. También es válido este consejo para quienes realizan determinadas tareas, como puede ser la jardinería, que implican agacharse y levantarse de forma casi constante. 

Ayudan a prevenir o evitar el lumbago algunos ejercicios físicos destinados a fortalecer la musculatura abdominal, el denominado "corsé muscular abdominal"; entre ellos destacan las flexiones laterales del tronco, que se realizan de pie y con las manos apoyadas sobre la cintura, y la elevación del tronco con las manos unidas por debajo de la barbilla, tras haberse tumbado en el suelo boca abajo. El más favorecedor de los deportes es la natación y, dentro de ella, la práctica de la braza.

La aplicación de calor en la zona lumbar es una de las medidas que ayudan a calmar el dolor, ya que relaja los músculos, alivia la tensión de las terminaciones nerviosas y activa el flujo sanguíneo. Los métodos de aplicación de calor más utilizados para las lumbalgias son:

  • La bolsa de agua caliente
  • La esterilla o la manta eléctrica
  • La lámpara de rayos infrarrojos, que se aplica sobre la zona afectada y cuyo calor sólo penetra hasta unos dos centímetros de profundidad.
  • La hidroterapia, que consiste en baños de agua a una temperatura suficiente como para relajar los músculos y asegurar un buen flujo sanguíneo.